No, no me extraña que se haya aprobado la ley de medios presentada al Congreso por el Poder Ejecutivo. ¿Porqué? Simple, el oficialismo todavía cuenta con mayoría tanto en la Cámara de Diputados como en la de Senadores (y si alguno se les quiere dar vuelta ¿los fondos del ANSES acaso no están para enderezar los pensamientos?).
Está comprobado que Néstor, Cristina, su séquito lamebotas de Ministros, Gobernadores, Intendentes y miembros del Congreso ya se olvidaron del resultado de las elecciones del 28 de junio. Ese día el país votó por un cambio en el estilo de gobierno. Ese cambio recién se podrá ver, si es que los nuevos electos no hacen la gran Borocoto, a partir del 10 de diciembre. Pero mientras tanto seguimos sufriendo la postura de "la pelota es mía así que al fútbol jugamos como yo quiero, me cago en el reglamento".
La ley que se acaba de aprobar autoriza al Poder Ejecutivo de turno (ya que ningún presidente es eterno, a menos, claro está, que su apellido sea Castro y viva en Cuba - ejemplo de país que boga por la defensa de los Derechos Humanos y la libertad de expresión) a hacer y deshacer según su antojo y conveniencia presente (porque esta gente nunca pensó más allá del día a día) lo que se les ocurra con los medios audiovisuales.
Quienes hoy festejan este triunfo de la "democracia" que lo único que ratifica es la concentración de poder y en dejar bien clarito que el Congreso no es más que una escribanía personal del Presidente, mañana pueden ser los primeros en llorarla. ¿Saben por qué la van a llorar? Porque los argentinos nos caracterizamos por irnos de un extremo al otro sin que se nos mueva un pelo.
Un día nos despertamos neoliberales y le damos dos presidencias a Carlos Saul de Aniyaco (gran ausente al momento de la votación de la ley), después decimos que se afana descaradamente y votamos a una banda de inútiles que se aglomeran bajo el nombre de "La Alianza" (la cual duró lo mismo que un pedo en un canasto) a quienes nosotros mismos como pueblo dejamos que se rajaran como ratas por tirante en lugar de exigirles que se queden y terminen de arreglar las cosas que nosotros queríamos que arreglaran. Para seguir con nuestra coherencia, cuando podemos votar nuevamente, lo hacemos dándole la presidencia a un ñato cuyo llamado a la pluralidad y a la "transversalidad" (concepto que se aplica más fácilmente a la geometría que a la política) le duró hasta el día que asumió (porque a partir de ahí se peleó y se puso de orto hasta con sus mecenas). Pero el broche de oro lo dimos cuando votamos a nuestra actual PresidentE porque iba a cambiar el rumbo de las cosas. Esta mujer lo dejó como a un gil a su marido porque en el lapso de un año le batió el record de inutilidad, haciendo en un año muchísimas más cagadas que el otro en cuatro (me refiero a cuatro años, no a cuando se pone en cuatro... esa parte no la conozco).
Si en 2011 lo que garpa es el discurso de la "oligarquía" (no digo plutocracia sino la gente de izquierda no va a entender un sorete de que estoy hablando) seguramente vayamos todos a votar a un Patricio Etchegaray que profese un discurso moderado creyendo que va a llevarnos nuevamente hacia el crecimiento que vivió la Argentina entre 1890 y 1920 y después lloremos porque el muy turro nos "cagó" acercándonos al más radical de los comunismos.
Decididamente, tenemos el gobierno que nos merecemos y que mejor nos representa. Votamos pensando en lo que queremos HOY para nosotros, no nos tomamos el trabajo de indagar, investigar ni exigir un plan político a nuestros candidatos. Bueno, aquí tenemos los resultados.
MARX, ZURDOS, PROGRES Y OTRAS COSAS GRACIOSAS
Hace 16 años
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