domingo, 12 de diciembre de 2010

¡Es "verdat"!

Acaba de quedar más que confirmado, lo público no es de nadie. El quilombo que arman por el tema de Villa Soldati no deja dudas al respecto.

Resulta que una banda de indocumentados (me importa dos belines de que origen son, sencillamente no pagan un puto impuesto) puede darse el lujo de tomar un predio, armar un batifondo digno de película de Fellini y encima victimizarse por ser reprimidos (casi igual al caso de Formosa, la diferencia es que Formosa está en manos de un kirchnerista).

Me dirán que hubo muertos entre los "manifestantes". Deplorable que eso haya pasado pero convengamos que si en vez de ir a apropiarse del predio y exigir la vivienda hubiesen ido a pedir un plan de adquisición la historia sería distinta. Por otro lado, ¿para que se metieron en semejante quilombo si metiéndose en cualquier villa de la CABA alquilan cuartos o construyen como se les de la gana?

El problema es que venimos de casi 10 años de desconche. Después de la crisis de 2001 se impuso la onda de "no podemos condenar la pobreza" (joda que empezó con "el piloto de tormentas" Eduardo Duhalde y llevada a su máxima expresión por el matrimonio Kirchner). Es tal el descalabro que para mucha gente está mal que el Estado cumpla con su deber de proteger la propiedad tanto privada como pública. Cuando se trata de la usurpación de una propiedad privada quienes delinquen son amparados bajo distintos pretextos, si hacen lo mismo con tierras fiscales (o sea, terrenos que son de todos los argentinos que estamos dentro del sistema) el problema se complica aun más.

Creo que se complica por la imbecilidad de la gente que lo mira de afuera. Si quienes usurpan tienen piel oscura, se les entiende poco y nada cuando hablan, aseguran ser desplazados sociales y a eso le suman una descendencia de infantes mal nutridos (ellos saben perfectamente que no pueden alimentar a sus hijos pero fifan y procrean igual aunque les den preservativos en forma gratuita en cualquier salita médica) entonces tenemos a todos los zapallos con conciencia social apoyando sus reclamos. Si se me ocurre a mí plantarme con una carpa en una plaza cualquiera y decir que me corresponde, al ver que tengo piel clara, educación primaria, secundaria y universitaria completa, que pago autónomos, ganancias, bienes personales y encima hablo otro idioma (pero no es ni quichua, guaraní o cualquier otra lengua "autóctona") me levantan de las pestañas, me cagan a patadas y si no me mataron hasta entonces me mandan en cana, primero los medios y después el boludaje aplauden.

La gente parece anestesiada. Se ha olvidado de un precepto básico y sencillo: "quien recibe algo sin ningún esfuerzo lo hace gracias al trabajo de otro que lo produjo". Esto lo tienen claro hasta los comunistas que en sus países el trabajo es obligatorio. Pero acá, en el país de la carne (que gracias a las políticas implementadas ahora es importada de Uruguay), en la tierra donde todo florece (con molinos subsidiados se necesitan de segundas y terceras marcas para que los de menor ingreso llenen una olla con fideos o polenta), en las praderas de pastos ideales para la producción láctea (industria también subvencionada aunque un litro de leche vale $3 y un yogur de morondanga - léase un potecito de mierda - $2 mientras que el sueldo mínimo es de $1800). Se puede seguir con estas comparaciones en todos los rubros pero es al divino botón, además me da un poquito de calor hablar del valor de 1 Kg de carne vacuna, ovina, porcina, de ave y mejor no hablemos del pescado.

Muchachos, sigan apoyando "el modelo". Aprovechen ahora que todavía pueden limpiar su conciencia a una módica proporción de su ingreso monotributista o de relación de dependencia. Pero de seguir así esto va a terminar igual que la fábula de la gallina de los huevos de oro.

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